miércoles, 29 de noviembre de 2006

cada niño con su boleta

Me uno a ustedes en la búsqueda de un espacio que nos permita expresarnos. Envío algo que escribí a mi papá en la tarde de hoy.

Un abrazo, María Riaño
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Con una inmensa sonrisa burlona y en medio de una carcajada me mirabas y me decías: “Cada niño con su boleta” ¡Qué tanta razón tenías!. Lo que nunca te esperaste es que te saliera tan barata y que ocuparas el mejor lugar para disfrutar la función. Cuando tu diminuto cuerpo era visible no podías estar (aunque lo quisieras) en todos los lugares a la vez. Es cierto que tu cabeza nunca paró de maquinar, de ingeniar, de crear, pero aunque lo hubieras querido no habrías podido lo que ahora.

Desde el lugar privilegiado en el que habitas, desde el lugar que sólo pueden ocupar personas como tú, ahora puedes abarcarlo todo, verlo todo, vivirlo todo. Puedes estar en el páramo, ser parte del agua, del oxígeno. Puedes caminar las ciudades, habitar los espacios y vivir sin muros. Puedes oírme sin que te hable, sentirme sin que te toque, amarme como te amo.

Sólo desde el lugar en el que estás ahora comprenderás que tus luchas no fueron en vano; que estamos cargados de tu energía, de tu alegría, de ti.

Ay¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ PAPÁ. Que envidia te tengo, que afortunado eres… pero cuanto te extraño.


TE AMO.
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